Siempre he creído que todo lo que se hace artesanalmente lleva algo de ti impregnado, como si tu energía acompañase a la persona que lo porte.
Siempre he creído que todo lo que se hace artesanalmente lleva algo de ti impregnado, como si tu energía acompañase a la persona que lo porte.
Conservo otros recuerdos de mi niñez en los que estuvo presente el tema de la costura; cuando mi madre me compró un costurero transparente que siempre miraba con ilusión en el escaparate de un bazar, y me enseñó a hacer punto de cadeneta; o cuando por una operación tuve que permanecer en casa sin ir al colegio y mi madrina aprovechó para instruirme en el mundo de los patrones y el punto de cruz.
Mientras crecía pasaba mucho tiempo pensando cómo sería crear una prenda o un accesorio que alguien pudiese ponerse y que lo hubiese creado desde cero con una madeja y una aguja. Siempre he creído que todo lo que se hace artesanalmente lleva algo de ti impregnado, como si tu energía acompañase a la persona que lo porte.
Así que cuando estudiaba en la universidad compaginaba mis estudios de leyes con lecciones por Internet sobre crochet y las dos agujas. Comencé a hacer productos para regalar en cumpleaños o en Navidad empleando estas técnicas. Pero el auténtico boom fue cuando comenzaron los nacimientos a mi alrededor y disfrutaba muchísimo haciendo productos a manos para bebés.
Por el boca a boca me fueron llegando cada vez más interesados en los productos que realizaba y esto me motivaba a seguir aprendiendo mucho más sobre el crochet y las dos agujas para crear productos de la mejor calidad.
A día de hoy tengo mi pequeña marca personal en la que trabajo con la mayor de mis ilusiones para continuar aprendiendo y ofreciéndoles productos realizados artesanalmente con muchísimo cariño.
¡Muchas gracias!
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