Si me pongo a pensar el momento en que nació mi pasión por la costura, me tendría que remontar a mi infancia y es que un costurero pequeño que me regaló mi tía cuando cumplí 5 años es el único regalo que recuerdo de mi niñez, ¡y eso debe significar algo!
Me vienen muchos recuerdos relacionados con la costura; cuando mi madre me enseñó a hacer punto de cadeneta o cuando mi madrina me inició en el punto de cruz y el patronaje.
Durante la adolescencia hacía cuadros de punto de cruz, para mí era un hobby, pero también era liberador porque cuando cojo las agujas solo me centro en lo que estoy haciendo y me olvido de todo lo demás; solo pienso en ponerle mucho cariño y que el resultado además de bonito, refleje la dedicación y el amor que pongo a lo que hago.
Así, fui aprendiendo otras técnicas como la del crochet y las dos agujas que perfeccioné con el tiempo. En ese lapso de tiempo fueron naciendo muchos niños a mi alrededor y como me encantan los bebés quería crear cosas hechas a mano para poder regalar a esos pequeños.
Lo que comenzó como un hobby terminaría siendo mucho más, ya que mi sorpresa fue cuando los artículos que regalaba gustaban tanto que otras personas desconocidas comenzaron a pedirme productos. Esto supuso para mí una gran motivación para continuar aprendiendo y creando otros artículos nuevos; y cuanto más hacía, más encargos llegaban. Por ello, la acogida no ha podido ser mejor.
A día de hoy tengo mi marca ArtSana Canarian Handmade que voy construyendo con la mayor ilusión.